
Respondemos tus dudas
¿Cuánto tiempo dura el acogimiento?
No hay que olvidar que la finalidad de acoger a un niño o niña es garantizarle un entorno seguro, afectivo y estable, donde pueda desarrollarse plenamente y ejercer sus derechos. A partir de ahí, su acogimiento dependerá de la modalidad elegida, puede durar un máximo de 6 meses, 2 años o hasta que el chico o la chica cumpla los 18. No obstante, cada caso es único y requiere ser valorado como tal.
¿Es lo mismo acoger que adoptar?
No. Son dos medidas de protección diferentes. Mientras que el acogimiento familiar tiene como finalidad proporcionarle una familia a aquellos niños o niñas que viven en centros de acogida hasta que se resuelva la situación personal de sus padres biológicos; la adopción busca proporcionarle un hogar y una familia permanente a ese niño o niña. Sin embargo, comparten lo esencial: dar a los niños y niñas la oportunidad de crecer en una familia. En la acogida, colaboras con los servicios de protección para dar amor, seguridad y un hogar donde pueda crecer; mientras que en la adopción pasa a formar parte de la nueva familia con un vínculo legal de filiación.
¿Qué edades tienen los niños y niñas?
Tienen edades comprendidas entre los cero y los 17 años. Al cumplir la mayoría de edad dejan de estar tutelados por la administración y, por tanto, dejan de estar bajo el sistema de protección a la infancia. Esto no impide que, muchas veces, al finalizar el acogimiento se mantenga el vínculo que se ha creado si los adultos así lo desean.
Una vez son acogidos, ¿los niños y niñas siguen viendo a su familia de origen?
En la mayoría de los casos, sí. Estos niños y niñas mantienen este vínculo tan importante a través de visitas en espacios supervisados, como son los puntos de encuentro familiar, llamadas o cartas. Este contacto sólo se limita o interrumpe cuando no favorece al bienestar del niño o niña.
Estos niños y niñas ¿son problemáticos?
Hay una estigmatización injustificada hacia la infancia tutelada (“si están en centros es porque algo habrán hecho”). Sin embargo, estos niños y niñas simplemente están ahí porque, previamente, han vivido situaciones difíciles (negligencia, abandono, violencia, falta de cuidados…) que les han llevado a un centro. Por eso, necesitan una familia que les dé estabilidad, afecto, rutinas y acompañamiento para poder sanar esas heridas. Si están en un centro (que nada tiene que ver con un centro de internamiento) es porque no hay familias de acogida suficientes.